La seguridad de Yucatán en riesgo

Yucatán es sin duda un estado seguro, la percepción ciudadana y las cifras oficiales así lo señalan. La seguridad ciudadana de la que gozamos los que vivimos en el estado se ha convertido a lo largo del tiempo en tarea de todos, sociedad y gobierno, y obedece además en gran medida a las condiciones de nuestro entorno. Sin embargo, esa seguridad pudiera verse alterada en el corto tiempo.

Hoy en todo el mundo se vive una crisis sanitaria y económica con motivo del coronavirus SARS COV2 que produce la enfermedad COVID19. Las medidas para frenar la propagación de COVID19 tienen secuelas: más de medio millón de empleos se han perdido en México en un solo mes, al que hay que sumar el desempleo registrado en marzo (130 mil 593 puestos menos) y lo que ocurra en el mes en curso, pues se espera que sea hasta el siguiente cuando se reactive la economía.

México ya sufría una crisis de seguridad antes de COVID19 y ahora esa crisis se agudizará. La pérdida de empleo por la que atravesamos en la actualidad provocada por la suspensión obligatoria de las actividades en todos los sectores de la sociedad para evitar la expansión de contagios por COVID19 tendrá sin duda alguna daños colaterales.

En italia, el fiscal nacional antimafia, Federico Cafiero de Raho, declaró al periódico con mayor difusión en aquel país, el Corriere della Sera, que “la crisis de liquidez que embiste un enorme número de familias representa una formidable oportunidad para la mala vida. Ahora que muchos estratos de la sociedad han perdido sus fuentes de ingresos en sectores obligados al cierre forzado, quien ha acumulado tanto dinero, comenzando por los narcos, tiene un poder inmenso. Pueden ofrecer dinero y trabajo a personas que lo han perdido todo por la epidemia”.

El crimen organizado siempre busca aprovechar las oportunidades de negocio que ofrece el entorno. Por ejemplo, se han publicado en Colombia noticias de venta de medicamentos falsos o de insumos comercializadas por organizaciones criminales, como las mascarillas N95 o en Costa Rica donde circuló una aplicación que presuntamente ofrecía mapas interactivos de dispersión de la enfermedad, llamada COVIDLock, cuando en realidad dicha aplicación se generó para robar los datos de las personas que la instalaban, secuestraba los dispositivos de las víctimas y demandaba un rescate en bitcoins.

Por ahora es posible que delitos como robo a casa habitación, robo a negocio, robo en transporte, robo en la vía pública, robo de vehículos, allanamientos, daño a la propiedad, lesiones, raptos, extorsiones y secuestros, experimenten una caída en las semanas o meses que dure el llamado “distanciamento social”. Cuando acabe, es altamente probable que la tendencia se revierta y se incrementen, incluso a un nivel más alto del que se registraba antes, porque los efectos económicos negativos, como el desempleo, el cierre de negocios o la pérdida de ingresos ocasionará que muchas personas por necesidad o falta de oportunidades vean en del delito una posible fuente de ingresos.

De acuerdo con datos del Foro Económico Mundial, las probabilidades de que una persona cometa un delito, se incrementa entre un 4 y 10 por ciento, cuando existen menos oportunidades de empleo derivado de una crisis económica y un estudio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito, señala que durante una crisis económica, los delitos patrimoniales con violencia, tales como la extorsión y el robo en sus diversas modalidades, se incrementan hasta en un 100 por ciento.

En Yucatán debemos estar alertas porque en plena emergencia sanitaria algunas operaciones de la delincuencia organizada podrían disminuir, pero debido a la gran cantidad de recursos con que cuentan podrán volver a operar casi de inmediato. El emprobecimiento en general les facilitará las cosas e intensificarán su operación en el ámbito de la delincuencia común que es donde debemos de poner mas atención en nuestro estado.

Por ello es previsible que aumente la inseguridad en las calles y a que es muy probable que se tratará de una situación generalizada, no podemos descartar que los siguientes meses, muchas de las personas que perdieron su empleo tengan dificultades para conseguir otro y en situaciones desesperadas, se podrían ver tentadas a trabajar en mercados ilegales, convirtiendose en un riesgo para la seguridad cotidiana que hemos gozado los yucatecos desde hace algunos años.

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